En el mantenimiento industrial sigue existiendo un mito muy extendido: la idea de que cuanto más lubricante se utilice en una máquina, mejor funcionará. Aunque pueda parecer lógico pensar que añadir más lubricante reduce el rozamiento, la realidad es muy diferente y puede traducirse en fallos, menor eficiencia y un aumento innecesario de costes operativos.
El exceso de lubricante provoca un efecto contrario al esperado. Cuando se supera la cantidad recomendada, la máquina puede aumentar su temperatura de funcionamiento, consumir más energía y desgastar antes sus componentes. En lugar de crear una película protectora estable, el lubricante empieza a generar turbulencias, pérdida de eficiencia y dificultad para disipar el calor. En algunos casos incluso acelera la aparición de averías que podrían haberse evitado con una simple dosificación correcta.
La lubricación industrial no se basa en “llenar más”, sino en respetar siempre la cantidad exacta indicada por el fabricante y en comprender que cada equipo, viscosidad y aplicación exige una medida precisa. Un sistema correctamente lubricado funciona de manera estable, protege los componentes y optimiza el rendimiento, mientras que la sobrelubricación solo añade problemas.
Para evitar estas situaciones es fundamental aplicar procedimientos rigurosos: elegir el lubricante adecuado, medir niveles correctamente, respetar las cantidades recomendadas y realizar revisiones periódicas que permitan detectar desviaciones antes de que se conviertan en fallos mayores. La precisión no es una opción, es una necesidad para garantizar un funcionamiento óptimo.
En Elesa Lubricantes ayudamos a las empresas a seleccionar el producto adecuado para cada máquina y a aplicarlo en la medida correcta para evitar fallos y prolongar la vida útil de los equipos. Si necesitas revisar tus procesos de lubricación o quieres asegurar que tus máquinas están funcionando con la dosificación ideal, estamos preparados para asesorarte.
